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lunes, 1 de abril de 2013

Una historia de Amor

¡Felices Pascuas! Aunque parezca que es un día más, se conmemora con la Pascua, la Resurrección de Jesucristo, base y argumento de la religión católica. Advierto de antemano, que lo importante de esta intervención, son los vídeos que adjunto en cada explicación. Eso es lo verdaderamente relevante.

No he podido encontrar los archivos en los que, previo al estreno de "La Pasión de Cristo", del polémico Mel Gibson, auguraban la peor de las catástrofes cinematográficas para este largometraje, que tuvo que costear del bolsillo propio el actor y director australiano: no dirige una película comercial, el final lo conoce todo el mundo, y la temática parece que no interesa en nuestros días. Hoy sabemos que estos pronósticos no se cumplieron, y se ha convertido en un referente claro para todos los católicos, además de una de las películas más taquilleras de la historia del cine.

 Se ciñe a las revelaciones que tuvo la Beata Anna Catalina Emmerich y si algo tiene entre sus muchas cualidades es que no deja indiferente a nadie. Es una verdadera historia de Amor, del Amor con mayúsculas, de esperanza, de perdón... Ahí van las escenas que destaco.

1. La mesa de Jesús

Jesús, en su taller carpintero, construye una mesa para un cliente. En una escena entrañable, María le avisa de que es la hora de comer, y lo que sucede a continuación es tan simple como encantador, puesto que se muestra la relación de afecto materno filial en un contexto distendido y casero; hace un guiño un tanto cómico en el que se pinta a Jesús como el creador de las mesas literalmente y a María que no confía mucho en este trabajo. 

Un vídeo os ilustrará mejor mis palabras.



2. ¿Ves Madre? Yo hago nuevas todas las cosas

La escena que nos ocupa es magistral, sublime, significativa...es única. Verla  revuelve el espíritu del corazón más endurecido, la mentalidad más superficial, verla y hacerse partícipe, adentrarse por unos instantes en la acción que nos sacude internamente.

Como una Madre corre en pos de su Hijo, que, tenido por malhechor y condenado injustamente, soporta paciente y heroicamente el tormento de la flagelación y posterior crucifixión. ¿Cómo debía estar el corazón de María ante el sufrimiento de Jesús? ¿Cómo debía estar Jesús ante el sufrimiento de su Madre? Aquí encontraremos la representación gráfica, lo que yo pueda explicar no aportará nada. Lo mejor es verlo detenidamente y encontrar la respuesta.




3. Simón de Cirene

Aquí encontramos como el cirineo, obligado por los soldados, debe socorrer a Jesús cargando junto a Él la cruz, un encargo indigno para un hombre justo que no puede pasar por semejante afrenta y humillación ante sus conciudadanos. Lo que en un principio parecía la ayuda del justo al malhechor, se torna en ayuda del malhechor al justo.

¡Cómo se abrazan ambos a la Cruz tan pesada! ¡Cómo sostienen la ignominia mayor del pueblo romano! Morir en cruz era la pena más detestable en los condenados y Simón de Cirene se transforma cuando le mira Jesús, mostrando todo su agradecimiento por ese favor.





 Son tres escenas concretas, pero lo recomendable es ver la película completa, y sobre todo, sin prisas. Una historia de Amor, que en 2013 es más actual y necesaria que nunca.


lunes, 11 de marzo de 2013

Vivieron conforme a lo que enseñaron

"Y vengo bien en que, entre los que antiguamente hicieron profesión de sabios, muchos no solamente dieron buenos preceptos, sino que vivieron conforme a lo que enseñaron; mas en nuestros días, bajo la capa de este nombre de sabios, se encubrieron vicios muy enormes en la mayor parte de los profesores; porque no procuraban ser tenidos por filósofos por la virtud y letras, sino que con el velo de un semblante tétrico y vestido diferente de los demás, encubrían sus costumbres muy estragadas".

Palabras de Quintiliano, de las que nos separan más de dos mil años, aunque en los tiempos que corren, son de rabiosa e incipiente actualidad. Fue conocido el de Calahorra, como maestro de maestros, tanto por su pedagogía como por la forma de transmitirla, virtud ésta última, necesaria para constituír un excelente vehículo comunicativo.

Con estos antecedentes, tenemos dos opciones; una, la fácil, desestimar esta lectura, porque cierta y tristemente no sea de nuestro interés por la razón que se quiera, y dos, la de reflexionar acerca de las precisas palabras del maestro de la retórica, muy útiles y certeras en un tiempo en que el predominio de las malas noticias por las malas actuaciones tapa las buenas derivadas de las mismas. Urdangarines, Bárcenos, Mases, Rajoyes, Merkeles y demás gratos compañeros de viaje, ha habido siempre, con "nomen" y "praenomen" distinto, pero adornando cada época de mil y una maneras diferentes.

Viene a decirnos Quintiliano que los antiguos sabios, además de dar buenos preceptos, vivieron conforme a lo que enseñaron. Vivieron conforme a lo que enseñaron. Vivieron conforme a lo que enseñaron. Sí, no es un error de transcripción, lo he repetido tres veces expresamente, dada la importancia del contenido.

Seguramente, el comentario esperado, después de esta introducción es la crítica justa y justiciera a los que Quintiliano ataca, con razón, después. Pero no, la buena noticia del día, digna de mención y destacable, es que "entre los que antiguamente hicieron profesión de sabios, muchos no solamente dieron buenos preceptos, sino que vivieron conforme a lo que enseñaron". Como Bernd Schuster decía, no hace falta que "dises" nada más.



lunes, 4 de marzo de 2013

El Primer Caballero o la bondad del Rey Arturo de Camelot

"Que Dios nos conceda sabiduría para distinguir lo justo, voluntad para elegirlo y fuerza para hacerlo cumplir. Amén" Con estas palabras, Arturo de Camelot da comienzo a la asamblea de Caballeros de la Mesa Redonda, una mesa sin cabeza ni cola, donde todos los caballeros se tratan "de hermano a hermano, tuyo en vida y muerte".

Nos encontramos ante una adaptación cinematográfica de la leyenda artúrica, en la que Lanzarote del Lago, no se comporta como un caballero si no como un villano, cuando, por todos los medios a su alcance, trata de conseguir el corazón de la bella Ginebra, comprometida con el rey Arturo. A pesar de narrar el ataque sentimental despiadado del luego caballero a la futura reina, quedan demostradas la caballerosidad y buen juicio del monarca, las luchas interiores de Ginebra por sobreponerse, y la voluntad de Camelot de convertirse en luz y orientación de los pueblos vecinos por su buen hacer.

Tres puntos, en la línea de las entradas anteriores, que destaco de la historia ambientada en la época medieval.

1. La razón por encima del sentimiento 
Aunque mientras uno ve la película, tiende a ponerse de parte de lo que sería la pareja de moda, está claro que debe gobernar la razón por encima del sentimiento. El sentimiento constituye algo efímero, y es la razón la que aporta sentido común a todo aquello que hacemos. Muchos matrimonios, que como Arturo y Ginebra, son puestos a prueba por galanes o damas, que sólo aparecen en los buenos momentos, acaban fracasando. 

A pesar de ser un matrimonio concertado, Arturo con una dulzura extrema le pregunta a Ginebra si de veras quiere ser su esposa, y que nada malo ha de sucederle si no acepta; que se case con el Rey, pero que ame al hombre. Ésta le contesta que sólo conoce una forma de amar: en cuerpo, alma y corazón.



2. El Rey Arturo, modelo de gobernante
Un gobernante preocupado por su pueblo "Sirviendo a los demás nos hacemos libres". Amoroso y servicial, estricto y generoso, pacífico y bondadoso, justo y honrado como cabría esperar de todo gobernante. A pesar de que la historia no confirma su existencia de forma contrastada, fue elevado al modelo del Rey con mayúsculas, y Sean Connery plasma esa idea en todo momento. 

Su alto concepto del amor, del amor verdadero que él ostenta, y no Lanzarote, que se convierte en un galán de pacotilla encarnado por Richard Gere, hace que le dirija estas palabras. "El hombre que no le teme a nada es un hombre que no ama nada, y sin amar nada ¿qué dicha hay en la vida?"


3. No hay nada relativo
- ¿Y dónde está escrito que los que viven fuera de Camelot son gente inferior, gente demasiado débil para defenderse y hay que dejarles morir?
- Otros pueblos viven con otras leyes, Arturo. ¿O es acaso la ley de Camelot la que rige el mundo entero?
- Hay leyes que esclavizan a los hombres, y leyes que los liberan. O nos preocupamos de que la justicia, bondad y lealtad sean justicia, bondad, y lealtad para todos los pueblos de Dios Nuestro Señor, o seremos otra más de esas tribus saqueadoras.
- Vuestras hermosas palabras os apartan de la paz y os conducen a la guerra
- Hay una paz que sólo está al otro lado de la guerra. Si ha de llegar esa guerra, yo lucharé.

Meleagante quiere hacerse con el poder a través de la violencia, rechazando el poder "tirano" de Arturo, su autoridad, su "Dios tirano", pero Arturo, encendido de santa ira, le advierte de su error y de las consecuencias: no hay paz sin guerra, no hay término medio cuando está en juego la Verdad.

"No temáis, las cosas cambian. Yo soy Arturo de Camelot, y ahora, ¡os ordeno a todos que luchéis! ¡Luchad como nunca habéis luchado! ¡Luchad! ¡Por Camelot!".

Es cierto que podemos acogernos a la idealización de los personajes o de la historia, pero a través de una adaptación literaria, encontramos muchos ejemplos válidos de lo que hay que hacer...y de lo que no.


lunes, 25 de febrero de 2013

Sócrates y la Verdad

La definición de "verdad", según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, corresponde a "conformidad de las cosas con el concepto de que de ellas se forma la mente" o "conformidad con lo que se dice o piensa".  Igualmente, Jesús de Nazaret, en el Evangelio según San Juan, afirma tajantemente "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".

Es curioso, que en una civilización en donde no se produce todavía la Revelación Divina, que se cuentan sus años como "antes de Cristo", casi quinientos antes de ese nacimiento que iba a sacudir los cimientos de lo entonces establecido, los pensadores griegos se dedicaran a la búsqueda del origen de las cosas, y concretamente Sócrates, a la búsqueda incansable de la Verdad.

Fue Sócrates un filósofo de ejemplar vida por lo que se le conoce, y de ejemplar muerte también. Coherente en su vida, y coherente en su muerte, algo de lo que no muchas personas pueden hacer gala. Sin haber escrito nada sobre sus indagaciones y pensamiento, su discípulo Platón, y el discípulo de éste, Aristóteles, transmitieron a las generaciones venideras, la riqueza de su enseñanza.

Dos frases, que se utilizan mucho, pero que si se piensan de verdad transforman, nos han llegado del maestro de la coherencia: "Sólo sé que no sé nada" y "Conócete a ti mismo". Cuando Querefonte vuelve de consultar al Oráculo de Delfos, transmite sus palabras: Sócrates es el hombre más sabio de la ciudad de Atenas.

Un hombre que por buscar la Verdad, encontró la muerte, inducida por aquellos que ya no buscaban lo verdadero sino la manipulación y lo efectista. Los primeros relativistas, la primera Ilustración, los sofistas, que viéndose atacados por la insistencia del filósofo, lo acusaron de corruptor de la juventud, de crear nuevas deidades. Un hombre adelantado a su tiempo, un hombre que no cejó en su empeño, y que, ante la posibilidad de evitar su condena escapando, afronta la muerte con calma y serenidad asombrosa.

La muerte de Sócrates - David


¿Cuántos de nosotros buscamos de verdad la Verdad? ¿Cuántos Sócrates logran vivir con coherencia?

Hubiera sido curioso un encuentro de Jesús de Nazaret con Sócrates.





domingo, 17 de febrero de 2013

Master and Commander: pericia marinera

Pericia marinera es la que atribuyen a Jack Aubrey, capitán de la "Surprise" británica y protagonista de este largometraje y pericia marinera es lo que contemplamos en las dos horas de navegación casi real en las que se suceden aventuras y desventuras en este barco de la Marina inglesa. 

Para profundizar en este "cebo a la lectura", puesto que sólo constituye una muestra de la extensa colección escrita por Jack O'Brian, el director australiano Peter Weir, nos adentra magistralmente en la serie de novelas conocida como Aubrey - Maturin.

Para no estropear la trama de la película, veremos tres puntos destacados de la acción y argumento que se desarrolla en ella.

1. Degustación cinematográfica
Es altamente recomendable, ya que no se puede disfrutar de ella en el cine, que se vea en una gran pantalla, con un gran equipo de sonido y sin palomitas. Asimismo, la atención a los detalles que van surgiendo es muy necesaria, para hacer un visionado en las mejores condiciones. 

La naturaleza y sus fuerzas se dan cita en este periplo marítimo, acompañados de una excelente y clásica banda sonora, que embellece cada escena, cada diálogo, cada situación. 

2. Bienvenido a bordo
En el momento que empieza la película, sin que te des cuenta, has subido en el barco, y como testigo mudo, participas de todas las acciones que en él se suceden. Eres un miembro más de la tripulación, y aprendes con los guardiamarinas cómo utilizar los utensilios de navegación, cómo recoger las redes siendo marinero, o incluso cómo regatear al capitán el ron guardado por el cocinero para días especiales.  Te alegras y enardeces cuando Jack "el Afortunado" arenga con sus órdenes, te enfadas cuando descubres un "jonás" en el navío y te entristeces cuando ves que tus compañeros pierden la vida en combate o por las vicisitudes del mar.  Participas de todo y de todos, y cuando acaba queda una extraña sensación melancólica que permite que la puedas ver en un breve tiempo.

3. Diálogos elaborados
 Sin renunciar al preciosismo del entorno, y al realismo exagerado, las conversaciones que se suceden, no parecen prefabricadas ni artificiales, hasta los más mínimos detalles están cuidados, y acompañados de la expresión facial, dan más consistencia a lo expuesto. Disputas entre el médico y el capitán, en varios momentos de la película, explicaciones de anécdotas entre los mandos de la tripulación con ironías y burlas, intervenciones de los marineros, entre ellos y con los mandos, que dotan de humanidad a los personajes, mostrándolos de una forma u otra según la situación a la que se enfrenten.

En resumen, excelente película en la que se muestran virtudes y defectos (religiosidad, superstición, lealtad, desacato, patriotismo, ingenio, sarcasmo, amistad...), y que no es recomendable ver para pasar el rato, si no para paladear y degustar esta adaptación literaria de la época napoleónica.




N.B. Si clicas en este enlace, podrás conocer más a fondo la música que adorna la película.



domingo, 10 de febrero de 2013

¿Qué son las Humanidades?

Si buscamos en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, vemos que la palabra "humanidades", procede del latín "humanitas", en singular, "humanitatis", el plural, siendo su sinónimo "las letras humanas". Por otra parte, en el Diccionari d l'Institut d'Estudis Catalans se dice que "es el conjunto de estudios relacionados con las letras y con las actividades que hacen referencia a los valores humanos".

Wikipedia aporta también algo de luz al asunto, ya que en ocasiones el término puede resultar tan amplio, que sea ciertamente complejo acotar su significación.

Las disciplinas que la enciclopedia digital adhiere al término son la filosofía, la filología con sus diversas ramificaciones, la historia, la geografía, el derecho, la economía, la ciencia política...Es decir, se realiza la clásica separación entre ciencias y letras, que desde antaño, encontrábamos en los cursos superiores de cada centro escolar, con ciertos matices.

Si todas las actividades humanas, sin excepción, requieren del pensamiento y la reflexión, las humanidades lo ostentan como base de su funcionamiento en grado superlativo.

Este proceso intelectual, este desarrollo del pensamiento y la reflexión, requiere del silencio exterior, pero del interior sobre todo. Al igual que "El pensador" de Auguste Rodin, no se trata de pensar ensimismados, si no, como parece mostrar la escultura, pensar para actuar, reflexionar sobre los hechos, las causas y las consecuencias.


En estos días en los que el silencio brilla por su ausencia, porque el diseño social así lo dispone, se somete al individuo a un taladrado sensitivo: música en el tren y autobús, ruido en las calles, emisoras y canales de televisión emitiendo veinticuatro horas al día, publicidad agresiva... nunca han sido tan necesarias las humanidades.

domingo, 3 de febrero de 2013

El peligro de escribir (I)

En plena sociedad de la información, donde el exceso brutal de ésta, puede dirigirnos al agotamiento intelectual, coexisten una serie de problemas o dificultades que tienen su raíz en las propias personas o individuos que informan.

La lectura no está de moda, no triunfan los clásicos, si no los refritos de épocas pasadas en los que el oscurantismo gobierna o las novelas de ficción, en donde son habituales las escenas o situaciones de carácter sexual marcado. Sí, lo sé; hay excepciones, pero no tambalean la idea expuesta.




Los niños, desde su nacimiento y durante su desarrollo, por norma general, gastan un tiempo precioso delante del televisor, algo que no conlleva esfuerzo de ningún tipo, y cuando acaban continúan con los videojuegos. El resultado es palpable, y no son necesarias las citas de autoridad o bibliográficas para demostrarlo: fracaso escolar absoluto, bajos niveles educativos, conductas, cuando menos, extrañas, y ¡OJO! nula capacidad de concentración sumada a una terrorífica expresión oral o escrita y una deficiente jerarquización de conceptos tras una lectura.

Cuando estos niños crecen, en el aspecto físico del verbo, se parapetan tras sus ordenadores, y hacen sus pinitos en las principales redes sociales, abren su propio blog, o chatean incesantemente, ya desde el teléfono, ya desde el ordenador o tableta. Pero no olvidamos que la posibilidad de escribir no es sinónimo de saber hacerlo, y menos aún, de saber transmitir, dando por hecho que el uso y fin de la escritura es la transmisión y comunicación del emisor al receptor o receptores.

Es por ello que escribir es peligroso, casi tanto o más que el hablar. Para todos. Para mí mismo lo está siendo, porque estoy a punto de transgredir uno de los pilares de este blog: la brevedad en las intervenciones.