¿Seríamos capaces de imaginar una representación escénica de personajes de la Antigüedad Clásica en un contexto actualizado? ¿Resultaría posible encontrar una obra teatral de uno de los grandes genios de la literatura "peliculizada" y modernizada en cuanto a escenarios pero no en lo tocante a diálogos?
Eso es Coriolanus. Una adaptación al cine de una famosa obra de teatro de William Shakespeare, "Coriolano", aparecida en 1606 y llevada a la gran pantalla en 2011. Aunque no es la primera vez que se teje un experimento de estas características, es curioso el recorrido que este producto cinematográfico conserva en su base.
Basándose en una narración de Plutarco y Tito Livio, Shakespeare elaborará, muchos años después, una tragedia épica, que a su vez, será adaptada cinematográficamente, en su contenido pero no en su forma, por el actor protagonista y director, Ralph Fiennes.

1.Sensaciones contradictorias
Sorpresa, curiosidad, impaciencia, progresivo interés, satisfacción...conceptos que mientras la película seguía su curso, afloraban en mi entendimiento, que iba intentando normalizar la sensación de desconcierto por aquello que estaba viendo. Un desconcierto agradable, al encontrar un producto original y además, clásico en la modernidad.
Resulta gracioso observar el canal de noticias llamado "Fidelis TV", o los propios nombres de soldados u oficiales en riguroso latín. Rocambolesco o extravagante, pero no de mal gusto.
2. Semejanzas y coincidencias
Mientras la soledad acompaña su triste e ignominioso exilio, me venían a la mente las tristes escenas del destierro del Cid, "Dios, qué buen vasallo si hubiese buen señor". Así marcha Coriolano, despojado de todo, afrentado y humillado, con un venablo en su interior porque su honor ha sido mancillado.
Aquel general que sangró por Roma, que fue terror de sus enemigos y bastón de sus amigos, se aleja apesadumbrado y dolorido, pensando en cómo vengar semejante afrenta.
3. Escenas memorables
Dos son las que selecciono, pero que no ubico para no desvelar el final. Una primera en la que su madre, de forma desgarradora se dirige al hijo, lanzando y razonando argumentaciones para conmover su corazón. Varios minutos de súplicas y amargas imprecaciones que buscan con desespero una respuesta filial.
Y una segunda en la que Coriolano se dirige al pueblo solicitando el voto para su investidura como cónsul. Extraordinaria puesta en escena y, a mi juicio, extraordinaria y convincente interpretación del protagonista.
En resumen, después de la sorpresa que me produjo su comienzo, debo reconocer que no me pesó el tiempo dedicado en esta ingenua e ingeniosa locura. No se trata de una típica película de acción. La recomiendo.